Voy a dedicar este texto a una amiga argentina que al parecer es de derecha, las ideologías hacen abismos pero la poesía traza puentes colgantes como los de Babilonia.
Cuando te fuiste, había caído preso. Un compañero anarquista fue el que me contó lo sucedido. Al parecer ella se fue, pero por camaradas no me quiso comentar lo sucedido.
Ya te enterarás por otros. Mientras tanto tratemos de sobre vivir --me dijo.
en ese momento no supe graduar la dimensión de los acontecimientos. Se quedó tu imagen en el agua clara con la que me limpiaba cada maña la carita y el sol se filtraba ya tardíamente. Maldita cárcel de Perote, que no me ayudaste a detener tu adiós.
Ya te enterarás por otros. Mientras tanto tratemos de sobre vivir --me dijo.
en ese momento no supe graduar la dimensión de los acontecimientos. Se quedó tu imagen en el agua clara con la que me limpiaba cada maña la carita y el sol se filtraba ya tardíamente. Maldita cárcel de Perote, que no me ayudaste a detener tu adiós.
Cuando logré la libertad sembré pinares con mis primos, como una promesa a mi mismo,
Tal vez eso ayude a olvidarte--
Estábamos muy de contentos, no sentíamos el frío de las madrugadas.
Cantábamos canciones indescifrables mientras laborábamos con el azadón, murmurábamos y compartíamos el vino, se fue la gracia, se fue la mujer pensaba todo el tiempo.
Los pinos crecieron y después terminaron en maderos y volvimos a sembrar más pinos, como sonreíamos y hacíamos fogatas y cantábamos. Con esto comprendía al final de cada jornada que tú no te habías ido, que permanecías en mi, caprichosamente permanecías en esta provincia rural. Aun espero que el viento traiga tu explicación.
Tal vez eso ayude a olvidarte--
Estábamos muy de contentos, no sentíamos el frío de las madrugadas.
Cantábamos canciones indescifrables mientras laborábamos con el azadón, murmurábamos y compartíamos el vino, se fue la gracia, se fue la mujer pensaba todo el tiempo.
Los pinos crecieron y después terminaron en maderos y volvimos a sembrar más pinos, como sonreíamos y hacíamos fogatas y cantábamos. Con esto comprendía al final de cada jornada que tú no te habías ido, que permanecías en mi, caprichosamente permanecías en esta provincia rural. Aun espero que el viento traiga tu explicación.
(Y además creo que no debe de haber ni un homicidio más en mi país sin investigar)
Fotografía: Cruis, los burros preñados de sueños, Lunar Cristobal Ruiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario