lunes, 24 de noviembre de 2014

Imagina que encuentras una noticia casi insignificante

Imagina que tienes un país gobernado durante 70 años por un partido político que se llama Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este partido político socialdemócrata fue fundado por un presidente militar que expropio el petróleo. Imagínate que las cosas van resultando más o menos durante algunos sexenios. Imagina que un día consideras que si pudieras opinar tal vez  las cosas se podrían mejorar en tu patria. Imagínate que un día dos de octubre de 1968 los estudiantes de tu país salen a la calle a ejercer su derecho a manifestarse públicamente contra la política del presidente más reacio del que se tenga memoria (Gustavo Díaz Ordaz) y que uno de los puntos de su pliego petitorio es desaparecer al cuerpo de granaderos. Imagínate que los apalean en una emboscada por un grupo paramilitar que se denominaba ¨Batallón Olimpia¨ y los asesinan y los desaparecen en una noche en una plaza cívica apoyados por el departamento de limpia de tu ciudad. En los carros de basura van los cadáveres de los estudiantes ejecutados para desaparecerlos. Imagínate que 25 años después un grupo de connotados políticos de ese partido político deciden renunciar a su militancia, eso significa renunciar a todos sus méritos, prebendas  y trabajos futuros que se han ganado por la vía consanguínea o por mérito propio. Imagínate que en una universidad pública queda un pequeño grupo selecto de sobrevivientes de esa horrible  matanza del dos de octubre pero veinte años después se han convertido en unos connotados investigadores y políticos de izquierda. Imagínate que los gobernantes de ese país siguen cometiendo muchos excesos: mala administración pública, crisis, devaluaciones, corrupción, violación a la ley, no existe un instituto independiente que se encargue de organizar una elección, etc. Imagínate que ante ese descontento estos personajes se unen y deciden formar un partido político de IZQUIERDA porque ya existe un socialdemócrata (PRI). Imagínate que después de más de 500 muertos regados por todo tu país y de miles de trampas económicas y legales crean un partido político que se llama Partido de la Revolución Democrática (PRD). Imagínate que al candidato oficial no lo dejan competir y entonces otro partido de izquierda en un acto de generosidad, su candidato dimite para cederle su postulación. Imagínate que el candidato gana las elecciones pero no asume la presidencia por un fraude electoral. Este candidato para evitar un derramamiento de sangre inútil en  una revuelta popular, cómo la evitó Salvador Allende desde Radio Magallanes, él, decide esperar seis años para volver a ser el candidato de esa IZQUIERDA. Imagínate que el tiempo pasa y todos los candidatos postulados por ese partido pierden y pierden y pierden las elecciones presidenciales, pero imagínate que en ese transcurso, su partido se va posicionando, ganándose el respeto por su forma de gobernar la capital de tu país. De sus ciudadanos y de los hombres de negocios.  Reparte becas a las personas de la tercera edad, moderniza el transporte público, da préstamos para autoconstrucción de casas, impone un seguro de desempleo, les da becas a los estudiantes pobres y los gobernantes a nivel república deciden copiar esos programas populistas. Aunque en los otros estados estos ciudadanos electos han resultado un verdadero desastre (Baja California Sur, Michoacán, Guerrero, etc.). Imagínate que esos políticos y ese grupo de connotados intelectuales  e investigadores universitarios sobrevivientes de una masacre estudiantil se convierten en unos expertos en los destinos de tu patria y comienzan a desarrollar una verdadera y maratónica carrera en las jerarquías de  las instituciones de tu país: de presidentes de un partido pasan a gobernadores de un estado, de gobernadores a diputados, de diputados a senadores etc. Todo parase ir maravillosamente. Imagínate que un día despiertas  y lees los periódicos. Encuentras una noticia casi insignificante. Es un muchacho, lees. Se llama Julio César Mondragón, es estudiante en una escuela de un estado, el más miserable del país, es estudiante de una de las escuelas más insignificantes de tu tierra, es  una escuela normal pero  rural, imagina que lo han escalpelado, lo han dejado abatido y tirado en una plaza pública de un pueblo: Iguala, Guerrero. No das crédito a lo que lees. Algo ocurre en ti. Le comentas a tus padres, a tus hermanos, a mucha gente, al principio no sucede nada, crees que el mundo se ha vuelto loco, crees que nadie se indigna, estas sólo, tú y tu humanidad, quisieras haber estado ahí, en ese lugar haber hecho algo, por lo menos haber podido gritar: ¨no le hagan daño, no lo lastimen¨, por lo menos,  pero sólo es un maldito deseo. Ha muerto. Está muerto te dicta tu conciencia. Piensas en Jesús cuando lo apedrean y lo montan en una cruz y le clavan una lanza en el costado.  ¿Por qué? ¿Por qué los mataron?  Tratas de buscar una interpretación en tu pensamiento. Recuerdas a la IZQUIERDA de tu país. De pronto como van pasando los días te vas enterando de una versión de los hechos, hacen referencia a 43 estudiantes desaparecidos, refieren un mitin de una presidenta de la beneficencia pública, refieren a un presidente municipal perredista (PRD), Refieren a un presidente del  estado Ángel Aguirre, perredista (PRD), refieren a la policía. Refieren el dos de octubre, que los muchachos estaban pidiendo cooperación para venir a la ciudad a sumarse a la marcha que año con año se realiza para recordar este acto luctuoso. Aparecen unos camiones baleados, un equipo de fútbol baleado. Y con dos decesos. Camiones. Dicen que fue la policía de Iguala. Dicen que fue un grupo de delincuentes que trafican droga: ¨Guerreros Unidos¨. La pregunta sigue rezumbándome. Imagina que el procurador de la república dice que encontraron unas bolsas negras donde hay cenizas, que son de los 43 muchachos, que los incineraron un grupo de traficantes de drogas. Gobernaba es municipio un perredista (PRD). Gobernaba ese estado de la república un perredista (PRD). Estas ahora en esa plaza pública, es 20 de Noviembre, rodeado de un mar de gente exigiendo la aparición de esos 43 muchachos, todos estudiantes de esa escuela humilde. Se escucha la voz de un desconocido: ¨No pudiste hacer nada por él, tu propio gobierno los desapareció en menos de 5 minutos, los desapareció a los 43,  lo hicieron mejor que Díaz Ordaz, esa es tu izquierda¨. Volteas y el que te lo dice no tiene rostro. Imagina que ves a los estudiantes sonreír, están a tu lado, están por todas partes, imagina que ves a las señoras y a los niños sonreír. Imagina que estas en esa manifestación. Hay globos de Cantoya en el aire, cohetes tronando. Un grupo de gente en el templete. Jóvenes de negro y encapuchados intentando otra vez destrozar la puerta de la entrada del Palacio Nacional. Impenetrable por las medidas de seguridad. Imagina que llega un convoy de manifestantes en bici. Imagina que es una fiesta. Imagina a los jóvenes sonríen, ves  señores sonreír, ves niños sonreír,  Pudiste haber sido tú, el rostro de ese joven irreconocible, lo han escalpelado. Estas ahí frente a Palacio Nacional. Has tenido suerte, una suerte extraordinaria. Estas pidiendo que encuentren con vida a esos jóvenes. Estas exigiendo justicia. Escuchas a uno de los oradores que es uno de los padres, con una palabras sencilla, propias de un campesino del sur, pide que se siga buscando a ese hijo suyo porque si no, se acabó. Imagina que se acabó… resuena en tu oído. Ha sido una noche difícil. Decides irte a casa. Se acabó, se acabó. Enciendes la radio y una estación ilegal te va diciendo que un grupo de granaderos de la policía del DF está golpeando a un grupo de estudiantes que se encontraban en el Zócalo, que uno de ellos al verse atrapado se ha puesto de rodillas y se ha puesto a entonar el Himno Nacional.  Empiezas a recordar. Está en la orilla del Río Tula viendo flotar más de cien cadáveres. Son colombianos, no importa. Te dices a ti mismo.  Ahora estas en Balderas cerca de las oficinas del Periódico ¨La Jornada¨, en una esquina está tendido el cadáver del periodista Manuel Buendía, es de mañana, un plomo de un motociclista. No importa, es periodista, te dices a ti mismo. Ahora estás en un lote baldío estás viendo 90 cadáveres de unos desconocidos, asesinados por la espalda, no importa, son emigrantes, te dices a ti mismo. Ahora, en Sonora, un incendio han muerto unos pequeños, no importa no son mis hijos, te dices a ti mismo. Ahora estás en el estado de México, en Tlatlaya, estás viendo 23 cuerpos de otros jóvenes fusilados por la espalda, no importa, son delincuentes, te vuelves a decir a ti mismo. Esto se acabó, resuena en tu oído tu nombre. Sabes cómo te llamas. Se acabó. 
(Foto: Yuri Valecillo)