jueves, 21 de julio de 2016

Los cascos de los caballos del tiempo

Los cascos de los caballos del tiempo
chapotean sobre ríos risueños y sangrientos,
ya en escenarios distantes hemos navegado
y nuestras almas juntas, han jugado a ser
Don quijote y Sancho...
en más de una infancia nos hemos amado 
con la ternura de ser hermanos.
Hemos sido árbol, y fruta madura disolviéndose en su propia sombra.
Llegas a mí con la agilidad de la luz, para acompañarme en mi asfixiante rutina
y darme el ánimo de un amigo incondicionalmente siempre cercano.
En este espacio absurdo, lleno de manillas 
indicando noche, claridad 
y puesta del sol apuntando lunas, 
nos reencontramos por instantes, 
en lo atemporal de nuestro espíritu
para reconocernos intercambiando miradas 
y de vez en cuando nos asomamos curiosos, 
en aceras paralelas.
Desde mi lado hoy quiero cantarte al oído, 
amigo de sonrisa sincera y ojos de canoa, 
que transbordan tintero, donde mojo mi pluma, 
para escribirte por siempre 
que eres mi amigo, hermano, y que te amo
como el pájaro ama al nido
donde yace su sueño y emprende vuelo,
te amo, como el delfín juguetón 
que canta sin cesar en su eterno sube y baja, 
en la superficie y en lo profundo, 
en la forma y la figura, 
con la perenne sonrisa tatuada,
te amo, como la hierba a la tierra, se siembra en ella y sus pies fibrosos
traspasan las medias, tocan el cielo 
y se vuelven estrellas.
Hoy en la distancia ficticia 
acompañada de mariposas y taras danzantes, 
nos zarandeamos por el aire 
y con el eco del vacío 
mi corazón se vuelve maleta que viaja repleta 
de infinitas bondades del universo, 
llena de versos y besos, para ti...
Gracias por existir.
Autor: Gaby M. Saba


viernes, 15 de julio de 2016

Atar(de)Sol


Atar(de)Sol

(Para Belle Charlotte, también)

A Daniel Olivares Viniegra lo conocí hace mucho tiempo. Lo conocí por dos razones: la primera razón fue porque yo era un estudiante de bachillerato; la segunda, porque él tenía un taller literario. Era estar en el lugar correcto y en el momento correcto. Yo era un militante izquierdista atrapado entre las lecturas escolares, el Manifiesto de partido comunista y la novela de Ernesto Sábato, Sobre Héroes y Tumbas. Ya había escrito algunos textos, pero el encontrar a un poeta real ayudó mucho en mi formación literaria. Hay que decir que Daniel Olivares era nuestro “alter ego”: Escribía, tenía libros impresos y además impartía un taller literario, el cual lo impartía desinteresadamente, cómo ahora lo hago yo.
Escribir poemas no es fácil, menos aún leerlos y entenderlos. Esto lo comento porque los poemas de Olivares Viniegra no son fáciles. No son fáciles ni de escribir ni de hacer; tanto, tanto, que solo él los hace al menos de esa particular manera actualmente (no olvido, por cierto,que entre otros hallazgos nos acercó a los caligramas como los que él ya había intentado (perpetrado) en su primera obra publicada: Poeta en flor.
En este su actual Atar(de)sol, el poeta transita en una barca muy estrecha que por supuesto navega igualmente así entre el significado y el significante. El mismo título del libro tiene esa magia (recuerdo que alguna vez escribí algo que no tenía mucho sentido al decirlo, pero que captaba el instante del atardecer: “Sí, como a esta hora, las cinco de la tarde, este rayo, esta línea de sol cayendo”. Disculpen mi torpeza de citarme a mí mismo). Regresando a la presente lectura, si atendemos al título y nos preguntáramos, simulando hacer una encuesta, si atar(de)sol es metáfora o imagen poética o un verso o un sustantivo o meramente un signo resquebrajado, seguramente entraríamos en una discusión con tintes renacentistas. Como aquella de buscar ángeles en la cabeza de un alfiler: que sí es  metáfora o que no es metáfora: Atar(de)SOL/Atardesol/ Atar de Sol/ Atardecer…Este tipo de dubitaciones son las que después nos permiten quedarnos con el poema que queramos. Esa polisemia nos permite enriquecer nuestra lectura, si bien el contexto ayuda mucho. Yo, personalmente, digo que Daniel desde siempre se apoya en algo más que en figuras retóricas, y así por ejemplo nos lleva por un redondeo en la yuxtaposición:

“DIVISA”
Poema (mujer)                                                  Palabra (sueño)
*voz metálica de trueno                                    * Hierro arrullado al cristal
*se desgaja tu tonada en espinas amorosas * Que trasciende dolor de
                                                                                    (angustia
*En quien te escucha
.. rumor, cosquilla orgánica / que aqueja amorosa /a /tu//garganta//Pero vas y dices presurosa/ lo que la impronta irrealidad/ en tu ser florece // Y te agencias rosas y hieles/ candorosas/para edificar/ discípula del futuro: /tu propio Mausoleo/ Y suntuoso funeral:/Sobre el desierto i n f i n i t o… /de//las//hojas//en//BLANCO/ (p.11)

Retomando lo anteriormente dicho, la diferencia entre atardecer y atar(de)sol, desde el punto de vista de los sonidos no sólo radica en que su progresión sea que la “c” de atardecer se suavice a “s” y que en la “e” y la “r”subsiguientes, la vocal se cierre y la “r” vibrante se vuelva “l” lateral (las dos consonantes “r y l” son dentoalveolares)… es decir que propicien el paso natural de una “letra” a otra… Esto es muy importante para mí de observarse porque si no le damos atención tampoco quizá se perciba otra transfiguración del significado en nuestra primera impresión. Pero el atardecer, sigue siendo el atardecer, cuando uno comienza a pensarlo, a analizarlo, pero es cuando le surgen las dudas… ¿Por qué el poeta lo escribió así; qué nos quiere decir? Etcétera.
Por otro lado, desde el punto de vista cotidiano, los atardeceres son amplios;ocurren al aire libre; son de plenitud de vida, aunque algunos lo relacionen con el otoño de la vida. No es el caso de este Atardesol, éste es una línea como la de mis  cinco de la tarde, pero no está en las profundidades de los valles, de los mares, de las arenas, de los edificios de nuestra ciudad, es un atardecer diminuto, que tal vez está ocurriendo en nuestra habitación,  en la habitación de Olivares, quizá de nuevo sumido en su “ Arte Poética”: Domo ocular  del universo desdoblante/Posibilidad ardiente de la arena/Mirada y Luz del hondo anhelo se dispara/Aún después de que incineral la fiel ofrenda/ya de por sobre sí se nos mantuvo gravitante (p. 55)
Desde donde nos sugiere: un ojo, un universo, un grano de arena; ustedes elijan, ustedes disparen.
Yo opto por un atardecer diminuto, el atardecer que cada uno quiere tener, ese Atar(de)sol que ocurre en la composición de nuestra imaginación o ala manera de los cuadros del pintor norteamericano Edward Hopper… que sería un lugar dónde uno quiere vivir y quedarse para siempre;o el rincón de la poesía de Daniel Olivares. Lleve usted su Atar(de)sol, es un atardesol portátil, útil para todos. Ese que nos cubre y nos cubrirá por siempre.






***


Daniel Olivares Viniegra, Atar(de)Sol, México, Cisnegro, 2016 (Cuántica, 4).



Cuadro de Edwar Hopper.
Rooms by the Sea

jueves, 7 de julio de 2016

Te amo (Flores tan violentas no. 18)



Te amo, te amo como a una procesión de un santo bueno.

Te amo bajo el camino alado de mi comarca, como un machete cortando pastizales, como un cuchillo desmenuzando el maíz de nuestros días,


te amo como a un faldón de serpientes,


como a una fruta cayendo a un río oculto del jaguar sin nombre.





Te amo, te amo entre un beso y un vestido blanco.


Te amo como una montaña verde crecida en los pinares de la mañana,


como un ahogo de un pájaro que trina al pedir su alimento.


Te amo con el pie desnudo de mi infancia.


Te amo, aunque las cordilleras nunca quieran ni pronuncien mi nombre.







27 de noviembre 2015 ©copyriht Fotografía Yuri Valecillo

Te amo (Flores tan violentas no. 18)



Te amo, te amo como a una procesión de un santo bueno.

Te amo bajo el camino alado de mi comarca, como un machete cortando pastizales, como un cuchillo desmenuzando el maíz de nuestros días,

te amo como a un faldón de serpientes,

como a una fruta cayendo a un río oculto del jaguar sin nombre.




Te amo, te amo entre un beso y un vestido blanco.

Te amo como una montaña verde crecida en los pinares de la mañana,

como un ahogo de un pájaro que trina al pedir su alimento.

Te amo con el pie desnudo de mi infancia.

Te amo, aunque las cordilleras nunca quieran ni pronuncien mi nombre.






27 de noviembre 2015 ©copyriht Fotografía Yuri Valecillo