martes, 16 de enero de 2018

16 enero 2018

Un hombre solo, camina entre los árboles, y no sucede nada,
pero para él  es un día más entre los días crueles del invierno.
No le agrada nada sentir el cortar de la hojarasca seca porque
que hiere sus mejillas.
El vientecillo es lo que corta-- piensa, mientras sus zapatos pisan
unas hojas rojizas y largas.
Un hombre solo, va caminando entre los pastizales y no sucede nada,
él va, solo, y algo en su mente ha sucedido, ha encontrando el dulce sentido
de su vida: Ella, es mujer. Él, hombre.

Un hombre solo, filosofa, sueña:
Tallamos el destino de nuestras inseparables vidas con nuestras ideas, con nuestros brazos, con nuestras caricias.
Buscamos veredas todo el tiempo entre la grisura del camino,
veredas que nos enseñan a soñar, a ser visionarios
a dejar una parte de nosotros en una pequeña hoja de papel,
en tus mágicos ovarios
en un pequeño hijo
en una modesta maquina labradora
en un suspiro,
en un recuerdo de un beso entré el
nacimiento de tus minúsculas montañas
como
limones recién cortados en abril.
Así, el hombre solo, que camina una mañana en una vereda fría se da cuenta, como 
es suficiente para transformar el mundo, ser un hombre y ser una mujer.
Regresa a su trabajo. Ya lleva la pequeña máquina de futuro encendida.


"El caballo que andaba buscando", fotografía de Juan Carlos Cota Orduño, El extraordinario, desde el granero de México.

viernes, 5 de enero de 2018

firma por Marichuy

Los mexicanos están acostumbrados a que los políticos prometan apoyos al campo y el fin de la pobreza. Lo cierto es que en tiempos electorales es cuando más atención se pone a las comunidades rurales y sobre todo a las indígenas, argumentando que estos sectores son clave para México y que habrá que impulsar su desarrollo.
Esto es en parte cierto, pero la tendencia nos indica que en este país las candidaturas indígenas son prácticamente nulas. Difícilmente un indígena representa a sus comunidades en el gobierno mexicano. El hecho de que en 2017 se presentara por primera vez en la historia una candidata indígena a la presidencia de México es algo trascendental. Se llama María de Jesús Patricio Martínez.
La candidatura de Marichuy ha resaltado la voz de los pueblos indígenas mexicanos.Miles de personas consideran que apoyar una propuestas como esta abre aún más el panorama político en México que tenía años repitiendo el mismo proceso. Basta una escena recurrente para comprender las estrategias electorales de la élite mexicana.Tanto Enrique Peña como Antonio Meade decidieron arrancar sus precampañas en un municipio indígena del sur de México, vestidos con los trajes típicos de la región y prometiendo apoyos o seguridad.
Los pueblos indígenas mexicanos son claves en la estructura política y económica de la nación. La propuesta de Marichuy para alcanzar un lugar en la boleta electoral del próximo año ha alcanzado ya más de 100 mil firmas, y la intención de varios activistas, artistas, comunicadores e intelectuales mexicanos es la de impulsar esta propuesta a través del lema “vota por quien quieras, pero firma por Marichuy”.
Se trata de la recolección de firmas que más está sonando en los medios de comunicación. Si bien otros candidatos “independientes” están mucho mejor posicionados que la candidata indígena, los esfuerzos de esta son más grandes, al no tener una base sólida de amistades políticas para ayudarla. Sin embargo, la confianza de los mexicanos la mantiene aún en la lucha por alcanzar un lugar en la fiesta electoral más competitiva de la historia.
Apoyar a Marichuy no es difícil. Existen muchos puntos esparcidos por el país para donar una firma a su propuestas, siempre recalcando que no es un voto comprometido hacia la indígena nahua, con especialidad en medicina tradicional. Incluso se ha creado un mapa especial que indica en dónde es que puedes firmar para que Marichuy logre una “verdadera candidatura independiente”, comentan cineastas, actores y escritores en redes sociales.