viernes, 15 de julio de 2016

Atar(de)Sol


Atar(de)Sol

(Para Belle Charlotte, también)

A Daniel Olivares Viniegra lo conocí hace mucho tiempo. Lo conocí por dos razones: la primera razón fue porque yo era un estudiante de bachillerato; la segunda, porque él tenía un taller literario. Era estar en el lugar correcto y en el momento correcto. Yo era un militante izquierdista atrapado entre las lecturas escolares, el Manifiesto de partido comunista y la novela de Ernesto Sábato, Sobre Héroes y Tumbas. Ya había escrito algunos textos, pero el encontrar a un poeta real ayudó mucho en mi formación literaria. Hay que decir que Daniel Olivares era nuestro “alter ego”: Escribía, tenía libros impresos y además impartía un taller literario, el cual lo impartía desinteresadamente, cómo ahora lo hago yo.
Escribir poemas no es fácil, menos aún leerlos y entenderlos. Esto lo comento porque los poemas de Olivares Viniegra no son fáciles. No son fáciles ni de escribir ni de hacer; tanto, tanto, que solo él los hace al menos de esa particular manera actualmente (no olvido, por cierto,que entre otros hallazgos nos acercó a los caligramas como los que él ya había intentado (perpetrado) en su primera obra publicada: Poeta en flor.
En este su actual Atar(de)sol, el poeta transita en una barca muy estrecha que por supuesto navega igualmente así entre el significado y el significante. El mismo título del libro tiene esa magia (recuerdo que alguna vez escribí algo que no tenía mucho sentido al decirlo, pero que captaba el instante del atardecer: “Sí, como a esta hora, las cinco de la tarde, este rayo, esta línea de sol cayendo”. Disculpen mi torpeza de citarme a mí mismo). Regresando a la presente lectura, si atendemos al título y nos preguntáramos, simulando hacer una encuesta, si atar(de)sol es metáfora o imagen poética o un verso o un sustantivo o meramente un signo resquebrajado, seguramente entraríamos en una discusión con tintes renacentistas. Como aquella de buscar ángeles en la cabeza de un alfiler: que sí es  metáfora o que no es metáfora: Atar(de)SOL/Atardesol/ Atar de Sol/ Atardecer…Este tipo de dubitaciones son las que después nos permiten quedarnos con el poema que queramos. Esa polisemia nos permite enriquecer nuestra lectura, si bien el contexto ayuda mucho. Yo, personalmente, digo que Daniel desde siempre se apoya en algo más que en figuras retóricas, y así por ejemplo nos lleva por un redondeo en la yuxtaposición:

“DIVISA”
Poema (mujer)                                                  Palabra (sueño)
*voz metálica de trueno                                    * Hierro arrullado al cristal
*se desgaja tu tonada en espinas amorosas * Que trasciende dolor de
                                                                                    (angustia
*En quien te escucha
.. rumor, cosquilla orgánica / que aqueja amorosa /a /tu//garganta//Pero vas y dices presurosa/ lo que la impronta irrealidad/ en tu ser florece // Y te agencias rosas y hieles/ candorosas/para edificar/ discípula del futuro: /tu propio Mausoleo/ Y suntuoso funeral:/Sobre el desierto i n f i n i t o… /de//las//hojas//en//BLANCO/ (p.11)

Retomando lo anteriormente dicho, la diferencia entre atardecer y atar(de)sol, desde el punto de vista de los sonidos no sólo radica en que su progresión sea que la “c” de atardecer se suavice a “s” y que en la “e” y la “r”subsiguientes, la vocal se cierre y la “r” vibrante se vuelva “l” lateral (las dos consonantes “r y l” son dentoalveolares)… es decir que propicien el paso natural de una “letra” a otra… Esto es muy importante para mí de observarse porque si no le damos atención tampoco quizá se perciba otra transfiguración del significado en nuestra primera impresión. Pero el atardecer, sigue siendo el atardecer, cuando uno comienza a pensarlo, a analizarlo, pero es cuando le surgen las dudas… ¿Por qué el poeta lo escribió así; qué nos quiere decir? Etcétera.
Por otro lado, desde el punto de vista cotidiano, los atardeceres son amplios;ocurren al aire libre; son de plenitud de vida, aunque algunos lo relacionen con el otoño de la vida. No es el caso de este Atardesol, éste es una línea como la de mis  cinco de la tarde, pero no está en las profundidades de los valles, de los mares, de las arenas, de los edificios de nuestra ciudad, es un atardecer diminuto, que tal vez está ocurriendo en nuestra habitación,  en la habitación de Olivares, quizá de nuevo sumido en su “ Arte Poética”: Domo ocular  del universo desdoblante/Posibilidad ardiente de la arena/Mirada y Luz del hondo anhelo se dispara/Aún después de que incineral la fiel ofrenda/ya de por sobre sí se nos mantuvo gravitante (p. 55)
Desde donde nos sugiere: un ojo, un universo, un grano de arena; ustedes elijan, ustedes disparen.
Yo opto por un atardecer diminuto, el atardecer que cada uno quiere tener, ese Atar(de)sol que ocurre en la composición de nuestra imaginación o ala manera de los cuadros del pintor norteamericano Edward Hopper… que sería un lugar dónde uno quiere vivir y quedarse para siempre;o el rincón de la poesía de Daniel Olivares. Lleve usted su Atar(de)sol, es un atardesol portátil, útil para todos. Ese que nos cubre y nos cubrirá por siempre.






***


Daniel Olivares Viniegra, Atar(de)Sol, México, Cisnegro, 2016 (Cuántica, 4).



Cuadro de Edwar Hopper.
Rooms by the Sea

1 comentario:

Unknown dijo...

Siga trabajando señor Daniel Olivares, me parecen muy interesantes sus palaras.