Hace algunos años leí la novela
de Rómulo Gallegos, en las primeras páginas viene una re conveniencia a un personaje:
“nunca le hagas caso a un venezolano, siempre son exagerados”—cito de memoria,
tal vez sean los llaneros--. Y esto lo digo porque las noticias que nos llegaban
cuando Chávez era nuevamente candidato veíamos a los amigos golpeándose duramente
por apoyo en contra o a favor hubo causa de divorcios, separaciones, llantos, lágrimas.
La política daña demasiado. Una cosa muy inaudita para los capitalinos
mexicanos que la mujer te puede correr de la casa pero uno nunca se va. Estoy
tratando de asimilar lo que ocurre actualmente en Venezuela. Desde hace un par
de años he estado haciendo un seguimiento de sus noticias. Los focos rojos
comenzaron cuando se impuso las tarjetas de racionamiento y cuando comenzaron
las colas. Nosotros vivimos esos hechos anteriormente, quién no recordará los
discursos grandilocuentes y dramáticos de José López Portillo, y toda su
secuela, de hecho no hubo racionamiento pero sí existió el ocultamiento de
productos de primera necesidad: huevo, leche, azúcar, frijol, maíz, etcétera, durante décadas.
Con el hambre de la gente no se puede jugar. La situación fue cada vez más
dramáticas en Venezuela: estudiantes en paro, universidades cerradas, muertos,
encarcelados, hasta que finalmente tenemos estos resultados: 99 (Mesa de la
Unidad democrática) de 167 diputados de la Asamblea nacional. Mi preocupación continuó
cuando vimos la candidatura de Nicolás Maduro en medio de una cerrazón tal,
nuca escuchó seguramente un consejo para rectificar su campaña y así como nuca rectificó
su política económica o la rectifico para mal. Los mismos opositores de clase
media utilizaban en su contra los recursos de protesta que utiliza la mayoría de
los movimientos civiles de izquierda en América Latina, es decir, le estaba arrebatando
sus banderas. Se conserva la presidencia pero en una situación muy complicada, recordemos
que la caída de Salvador Allende fue promovida por los grupos Económicos del
país e incluso los sindicatos como los de los transportes. Faltaba un traidor
entre las filas que sería el general Augusto Pinochet. El desenlace de ese
caldo de cultivo lo vemos venir ¿quién no quiere jubilación, quién no quiere un
trabajo bien remunerado, quién no quiere una universidad pública, quién no quiere una forma digan de
vivir? Las transnacionales y los
banqueros afilan sus uñas. Mucha cautela. La mentira es una legión. La verdad
es una. (Fotografía: Yuri valecillo)
4 comentarios:
Nunca imaginé que las cosas estuvieran tan mal en Venezuela ¿Tendrás un libro impreso? Gracias.
A mí me tocó visitar Venezuela en 2006. Había ido por cuestiones de trabajo. En ese entonces, desde mi llegada al aeropuerto la gente no dejaba de ofrecerme la compra de bolívares por el mercado negro. Mi contacto fue con gente de las clases medias altas, cuya única preocupación en ese momento era que tenían que pedir su nueva camioneta Mercedes Benz con mucha anticipación y que tenían que respetar un plafón de compra. Una clase que en su momento me pareció frívola e indignada de que tuvieran que abriles cuentas bancarias a sus sobrinos que mediaban como presta nombres para que los tíos pudiesen sobrepasarse en sus retiros de efectivo en el extranjero.
Ignorante de lo que vivía en mi viaje, no me daba cuenta que ya desde entonces el pueblo venezolano anunciaba su condena a la miseria.
A mí me tocó visitar Venezuela en 2006. Había ido por cuestiones de trabajo. En ese entonces, desde mi llegada al aeropuerto la gente no dejaba de ofrecerme la compra de bolívares por el mercado negro. Mi contacto fue con gente de las clases medias altas, cuya única preocupación en ese momento era que tenían que pedir su nueva camioneta Mercedes Benz con mucha anticipación y que tenían que respetar un plafón de compra. Una clase que en su momento me pareció frívola e indignada de que tuvieran que abriles cuentas bancarias a sus sobrinos que mediaban como presta nombres para que los tíos pudiesen sobrepasarse en sus retiros de efectivo en el extranjero.
Ignorante de lo que vivía en mi viaje, no me daba cuenta que ya desde entonces el pueblo venezolano anunciaba su condena a la miseria.
Certero Chilango, certero, en una conferencia sobre libertad de expresion decia que M aduro caminaba hacia el abismo. Y esta Venezuela ahi, justamente porque las cosas han estado mal desde que el dedismo de Chavez toco a Maduro...so sin estarlo.
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