Imagina que tienes un país gobernado durante 70
años por un partido político que se llama Partido Revolucionario Institucional
(PRI). Este partido político socialdemócrata fue fundado por un presidente
militar que expropio el petróleo. Imagínate que las cosas van resultando más o
menos durante algunos sexenios. Imagina que un día consideras que si pudieras
opinar tal vez las cosas se podrían mejorar en tu patria. Imagínate
que un día dos de octubre de 1968 los estudiantes de tu país salen a la calle a
ejercer su derecho a manifestarse públicamente contra la política del
presidente más reacio del que se tenga memoria (Gustavo Díaz Ordaz) y que uno
de los puntos de su pliego petitorio es desaparecer al cuerpo de granaderos.
Imagínate que los apalean en una emboscada por un grupo paramilitar que se
denominaba ¨Batallón Olimpia¨ y los asesinan y los desaparecen en una noche en
una plaza cívica apoyados por el departamento de limpia de tu ciudad. En los
carros de basura van los cadáveres de los estudiantes ejecutados para
desaparecerlos. Imagínate que 25 años después un grupo de connotados políticos
de ese partido político deciden renunciar a su militancia, eso significa
renunciar a todos sus méritos, prebendas y trabajos futuros que se
han ganado por la vía consanguínea o por mérito propio. Imagínate que en una
universidad pública queda un pequeño grupo selecto de sobrevivientes de esa horrible matanza
del dos de octubre pero veinte años después se han convertido en unos
connotados investigadores y políticos de izquierda. Imagínate que los
gobernantes de ese país siguen cometiendo muchos excesos: mala administración
pública, crisis, devaluaciones, corrupción, violación a la ley, no existe un
instituto independiente que se encargue de organizar una elección, etc.
Imagínate que ante ese descontento estos personajes se unen y deciden formar un
partido político de IZQUIERDA porque ya existe un socialdemócrata (PRI).
Imagínate que después de más de 500 muertos regados por todo tu país y de miles
de trampas económicas y legales crean un partido político que se llama Partido
de la Revolución Democrática (PRD). Imagínate que al candidato oficial no lo
dejan competir y entonces otro partido de izquierda en un acto de generosidad,
su candidato dimite para cederle su postulación. Imagínate que el candidato
gana las elecciones pero no asume la presidencia por un fraude electoral. Este
candidato para evitar un derramamiento de sangre inútil en una
revuelta popular, cómo la evitó Salvador Allende desde Radio Magallanes, él,
decide esperar seis años para volver a ser el candidato de esa IZQUIERDA.
Imagínate que el tiempo pasa y todos los candidatos postulados por ese partido
pierden y pierden y pierden las elecciones presidenciales, pero imagínate que
en ese transcurso, su partido se va posicionando, ganándose el respeto por su
forma de gobernar la capital de tu país. De sus ciudadanos y de los hombres de
negocios. Reparte becas a las personas de la tercera edad, moderniza
el transporte público, da préstamos para autoconstrucción de casas, impone un
seguro de desempleo, les da becas a los estudiantes pobres y los gobernantes a
nivel república deciden copiar esos programas populistas. Aunque en los otros
estados estos ciudadanos electos han resultado un verdadero desastre (Baja
California Sur, Michoacán, Guerrero, etc.). Imagínate que esos políticos y ese
grupo de connotados intelectuales e investigadores universitarios
sobrevivientes de una masacre estudiantil se convierten en unos expertos en los
destinos de tu patria y comienzan a desarrollar una verdadera y maratónica
carrera en las jerarquías de las instituciones de tu país: de
presidentes de un partido pasan a gobernadores de un estado, de gobernadores a
diputados, de diputados a senadores etc. Todo parase ir maravillosamente.
Imagínate que un día despiertas y lees los periódicos. Encuentras
una noticia casi insignificante. Es un muchacho, lees. Se llama Julio César
Mondragón, es estudiante en una escuela de un estado, el más miserable del
país, es estudiante de una de las escuelas más insignificantes de tu tierra,
es una escuela normal pero rural, imagina que lo han
escalpelado, lo han dejado abatido y tirado en una plaza pública de un pueblo:
Iguala, Guerrero. No das crédito a lo que lees. Algo ocurre en ti. Le comentas
a tus padres, a tus hermanos, a mucha gente, al principio no sucede nada, crees
que el mundo se ha vuelto loco, crees que nadie se indigna, estas sólo, tú y tu
humanidad, quisieras haber estado ahí, en ese lugar haber hecho algo, por lo
menos haber podido gritar: ¨no le hagan daño, no lo lastimen¨, por lo
menos, pero sólo es un maldito deseo. Ha muerto. Está muerto te
dicta tu conciencia. Piensas en Jesús cuando lo apedrean y lo montan en una
cruz y le clavan una lanza en el costado. ¿Por qué? ¿Por qué los
mataron? Tratas de buscar una interpretación en tu pensamiento.
Recuerdas a la IZQUIERDA de tu país. De pronto como van pasando los días te vas
enterando de una versión de los hechos, hacen referencia a 43 estudiantes
desaparecidos, refieren un mitin de una presidenta de la beneficencia pública,
refieren a un presidente municipal perredista (PRD), Refieren a un presidente
del estado Ángel Aguirre, perredista (PRD), refieren a la policía.
Refieren el dos de octubre, que los muchachos estaban pidiendo cooperación para
venir a la ciudad a sumarse a la marcha que año con año se realiza para
recordar este acto luctuoso. Aparecen unos camiones baleados, un equipo de
fútbol baleado. Y con dos decesos. Camiones. Dicen que fue la policía de
Iguala. Dicen que fue un grupo de delincuentes que trafican droga: ¨Guerreros
Unidos¨. La pregunta sigue rezumbándome. Imagina que el procurador de la
república dice que encontraron unas bolsas negras donde hay cenizas, que son de
los 43 muchachos, que los incineraron un grupo de traficantes de drogas.
Gobernaba es municipio un perredista (PRD). Gobernaba ese estado de la
república un perredista (PRD). Estas ahora en esa plaza pública, es 20 de
Noviembre, rodeado de un mar de gente exigiendo la aparición de esos 43
muchachos, todos estudiantes de esa escuela humilde. Se escucha la voz de un
desconocido: ¨No pudiste hacer nada por él, tu propio gobierno los desapareció
en menos de 5 minutos, los desapareció a los 43, lo hicieron mejor
que Díaz Ordaz, esa es tu izquierda¨. Volteas y el que te lo dice no tiene
rostro. Imagina que ves a los estudiantes sonreír, están a tu lado, están por
todas partes, imagina que ves a las señoras y a los niños sonreír. Imagina que
estas en esa manifestación. Hay globos de Cantoya en el aire, cohetes tronando.
Un grupo de gente en el templete. Jóvenes de negro y encapuchados intentando
otra vez destrozar la puerta de la entrada del Palacio Nacional. Impenetrable
por las medidas de seguridad. Imagina que llega un convoy de manifestantes en
bici. Imagina que es una fiesta. Imagina a los jóvenes sonríen,
ves señores sonreír, ves niños sonreír, Pudiste haber
sido tú, el rostro de ese joven irreconocible, lo han escalpelado. Estas ahí
frente a Palacio Nacional. Has tenido suerte, una suerte extraordinaria. Estas
pidiendo que encuentren con vida a esos jóvenes. Estas exigiendo justicia.
Escuchas a uno de los oradores que es uno de los padres, con una palabras
sencilla, propias de un campesino del sur, pide que se siga buscando a ese hijo
suyo porque si no, se acabó. Imagina que se acabó… resuena en tu oído. Ha sido
una noche difícil. Decides irte a casa. Se acabó, se acabó. Enciendes la radio
y una estación ilegal te va diciendo que un grupo de granaderos de la policía
del DF está golpeando a un grupo de estudiantes que se encontraban en el
Zócalo, que uno de ellos al verse atrapado se ha puesto de rodillas y se ha
puesto a entonar el Himno Nacional. Empiezas a recordar. Está en la
orilla del Río Tula viendo flotar más de cien cadáveres. Son colombianos, no
importa. Te dices a ti mismo. Ahora estas en Balderas cerca de las
oficinas del Periódico ¨La Jornada¨, en una esquina está tendido el cadáver del
periodista Manuel Buendía, es de mañana, un plomo de un motociclista. No
importa, es periodista, te dices a ti mismo. Ahora estás en un lote baldío
estás viendo 90 cadáveres de unos desconocidos, asesinados por la espalda, no
importa, son emigrantes, te dices a ti mismo. Ahora, en Sonora, un incendio han
muerto unos pequeños, no importa no son mis hijos, te dices a ti mismo. Ahora
estás en el estado de México, en Tlatlaya, estás viendo 23 cuerpos de otros
jóvenes fusilados por la espalda, no importa, son delincuentes, te vuelves a
decir a ti mismo. Esto se acabó, resuena en tu oído tu nombre. Sabes cómo te
llamas. Se acabó.
(Foto: Yuri Valecillo)