Sobre el campo que cabe
en dos páginas oficio.
La cuarta edición de la
hoja de poesía Humo Sólido, idea original de los poetas Mario Guzmán y Jesús
Garrido Gatica, y del fotógrafo
venezolano Yuri Valecillo, es un acto de triunfo, un hecho que acerca un paso a
la consolidación de sus creadores, autores, fotógrafos y consumidores como
reales pilares de la promoción del ejercicio poético en esta ciudad y en otras.
Danieal Olivares
Viniegra, poeta de este cuarto número, nos hace ver y reconocer su ingenio para
el juego de las palabras.
Lo digo, utilizando sus
versos, sin-cera-mente / sinseramantes.
El juego de Olivares se
tambalea, en el buen sentido de la palabra, de cantina en cantina, de sitio en
sitio. Toma una copa en un bar, atraviesa la avenida para meterse a otro,
sale y vuelve a cruzar las calles,
atravesar avenidas; va de punto en punto sin parecer nunca desorientado sino
más bien un verdadero experto de la diversidad de lugares, puntos e ideas.
Lo anterior lo digo
porque a lo largo de su poema, que comparte con los lectores, uno puede mirarse
atraído por un verso cariñoso, otro violento, otro muy ingenioso y digno de
repasar, y otros muy animados y disparatados, aunque siempre todos muy bien
amarrados.
En este número, con la
colaboración de la fotografía de Beatriz Gonzales Lezama, podemos –y lo hacemos
al mirar la fotografía y leer los primeros versos libres- hallar la sonrisa de
comicidad en la persona del poeta Daniel Olivares, una sonrisa a veces de
cómplice, a veces de enojo, a veces de un suspiro de alivio que nos coloca
listos, gracias al poema, a lo que venga sea cual sea su rostro.
Felicidades a Daniel
Olivares Viniegra, y sobre todo a Humo
Sólido.
Agradezco una vez más
la invitación de la invitación de ser de
los poetas catalogados en esta hoja de poesía y de dar esta vez mi sincero
repaso de la presente edición.
Gracias a los
consumidores de la poesía.
Salud por todos
ustedes.
Cristian Galicia,
escritor, poeta y promotor de la lectura.
17 de septiembre de
2015, Ciudad de México.
Presentación de
"Humo Sólido", Núm.04, 17 de Septiembre del año 2015.Poema de Daniel
Olivares Viniegra (1961).
Como todo escritor asumido como poeta, pienso que Daniel Olivares
Viniegra tiene cono postulado estético la célebre frase de un genio musical:
"Si lo que vas a expresar no es más bello que el silencio, entonces
calla". Como todo poeta auténtico Olivares Viniegra no calló, sobre todo
porque en esta ocasión quiso expresar su amistad, en versos, a otro poeta y
amigo, a aquél que se llamó y aún se nombra Max Rojas (1940-2015).Es decir, un
homenaje a la poesía desde la poesía. Sin embargo Daniel Olivares Viniegra sí
respeta al silencio, y le concede sus imprescindibles espacios, y comparte con
nosotros sólo palabras esenciales. Palabras esenciales, pero no inmóviles, ya
que éstas comienzan como los ritmos y las notas melódicas del jazz y del blues.
También en este poema se manifiesta un juego, muy interesante, de
presencias poéticas. Es decir, hay dos seres que conocen sus respectivas
ontologías poéticas, sus oficios, y que las asumen con naturalidad.
Este es un poema que habla de un maestro, un amigo y un colega, y donde
se despliega un metafórico ajedrez de música y de inteligencia. Con relación a
esto último, veo incluso rasgos de poesía visual, pero es sólo una apreciación
subjetiva que el autor tendría que confirmar.
Concluyo esta breve nota diciendo que este cartón con poema en dos alas
es una apuesta insobornable por la poesía auténtica y de múltiples sentidos. Y
este poema en particular es un réquiem, una memoria escrita para un gran amigo
y colega del autor, una memoria de un escritor que ha partido al más allá. JGG.
2015.